Apegos feroces, de Vivian Gornick
Vivian Gornick es una escritora nacida en Nueva York en 1935. Su foto, junto con su currículo se despliega desde la portada del libro que acabo de leer Apegos feroces, y me conmueve. Tal vez son sus ojos grandes, aparentemente claros –la foto es en blanco y negro, no quiero recurrir a otras imágenes sino a la que llega con el texto– pero, y por sobre todo, honestos.
Solo quien mira del modo en el que ella lo hace en esta foto, tiene la valentía para escribir como lo ha hecho, pienso.
La contratapa señala «Pocas veces en la literatura se ha retratado de manera tan humana, vital y honesta la relación entre una madre y su hija…». Sí, de eso trata este libro, pero con la salvedad o la corrección que le haría a Lethem –quien ha escrito también el prólogo– que el binomio es inverso, es la hija y su relación con su madre, es ella quien escribe; y destaco el hija porque en ello va lo valioso de este relato.
A partir de un juego entre el pasado (comienza con un recuerdo de la niñez) y el presente (paseos a la deriva por los barrios de Manhattan) la protagonista va desnudando ese vínculo poderoso, vital y angustioso con su madre. La pregunta central, la que interpela, la que conmueve –y por lo que se ha escrito este texto, independiente si revela la biografía de la autora– es la que se hace frente a esa mujer ya mayor con la que mantiene un vínculo tan fuerte: «Qué ve, me pregunto, cuando me mira?».
El título en español –Fierce Attachments: A memoir, en el original– refiere a cómo se denominó en los años cincuenta, a la crianza con apego (attachment parenting). Esta teoría, expuesta por el pediatra John Bolwy y luego tomada por William Sears señalaba «De acuerdo a la teoría del apego, los bebés establecen un fuerte vínculo emocional con sus padres, un vínculo precursor de la seguridad y de la empatía en las relaciones personales en la edad adulta. Un inadecuado establecimiento de un vínculo seguro en la infancia puede conllevar a dificultades psicológicas». (https://www.bebesymas.com/desarrollo/la-crianza-con-apego-attachment-parenting).
Gornick, que básicamente es ensayista, narra con oficio, trascendiendo el testimonio de la mujer envuelta en una díada compleja. También es la mujer que busca, que ama, que se entrega, que hace de su trabajo una razón de ser «La noción de que el trabajo es una tarea paciente y constante…», y en ello crece, se desarrolla, madura.
Apegos feroces, y me detengo y aplaudo el plural porque Gornick sabe que ese vínculo primigenio no dejará de replicarse en los posteriores, es un excelente libro. No solo por lo valiente de su temática, sino también y fundamentalmente, porque está muy bien escrito.
agregado una hora después:
descubro que en dos oportunidades mi mano equivocó el título tecleando furiosos por feroces. Intento pensar, no quiero dejar pasar este furcio de mis dedos. Imagino que siempre, entonces, en algún momento de la lectura comencé a retenerlo así. Furioso… ¿hay furia en lo que transmite la narradora? Sí, muchas veces: «Sé que debería estar en casa trabajando y que estoy aquí haciendo de hija diligente solo para evitar el escritorio» o «La pena de mi madre era primitiva y apabullante: devoraba todo el oxígeno del aire». ¿Es la furia realmente hacia la madre o es por ella misma, por esa incapacidad que no le permite des-apegarse del vínculo y seguir adelante?
«… una de las dos va a morir a causa de este apego», me hizo recordar algunos escritos propios: el final de un relato:
-Fidelidad absoluta, murmuraba a su oído, calladamente. Fidelidad, querida, le dijo, hasta la muerte (¹);
o ese verso del poema:
Desde ese umbral
tenebroso,
me miras
cada día,
cada semana
un poco más. (²)
(1) Nadia, en Ella y la otra.
(2) En el adiós, poema III, en Respiración artificial, Ed. Vinciguerra, 2016.
Excelente comentario.
Y que poder el de la palabra escrita que permite que un furcio no se nos escape
Que lindo ese arte. El de escribir. Y que emoción saberte inmersa en ello
Bravo! A escribir y a leer! Yo inmersa en la lectura encuentro mucho placer
Abrazo enorme!
Gracias Flor. Además este libro me lo regalaron ustedes. Es un libro fuerte en todo sentido, bueno compartir miradas sobre una misma lectura. Es tan asombroso descubrir otros puntos de vista o el despertar de otros sentimientos; casi como esa multiplicidad que despierta la experiencia de un mismo recuerdo. Un beso