En el desorden de los olores
se abren tus pechos
mientras, más allá,
ecos de roces
y sábanas extendidas
duermen a resguardo
en los cuartos oscuros.
Por tu vientre desnudo
sobrevuelan los sentidos
pimiento dulce
azafrán enrojecido,
una cadencia de salvia
para comenzar
o terminar
sin urgencias
solo por eso
por el puro deseo. (En Respiración Involuntaria)